HARAKIRI, HANEKE
Haneke siempre fue malvado, pero aquellas películas donde la maldad no buscaba trascenderse, como Funny Games, El Séptimo Continente y La Pianista, transmitían gracia. Ahora Haneke quiere que la maldad tenga sentido, o peor, hace el demi-plié del sinsentido. Es así como destroza a un personaje bien compuesto en Amour, obligándolo a cometer una incoherencia para que el alma humana se sumerja en las tinieblas de la locura.
Haneke es el maniquí de la imbecilidad elegante. Una inteligencia usurera que disimula su falta de audacia con solemnidad, pesimismo y amargura religiosa.
En Amour la anécdota es buena; sus accesorios de grandeza y rigor la ridiculizan, maquillan un rostro que a cara lavada sería divino. Sus muchas escenas insignificantes enroscan una complejidad naturalmente atractiva. Qué linda película sería si le amputáramos una hora. No porque aburra, de hecho el aburrimiento es un compuesto estético importante. Sería ideal sacarle una hora de redundancia, esa redundancia impuesta para que la película te obligue a pensar. Pero uno piensa porque no tiene otra cosa que hacer. Aquel cineasta que plantea un conflicto y después lo abandona con imágenes inertes, es un cobarde que le tiró la pelota al espectador.
Es así como el maquiavélico Haneke nos estafó a todos y habilitó el descontrol interpretativo. Leí varias idioteces sobre Amour. Un tipo decía que la cerradura forzada era la enfermedad que ingresaba a la tranquilidad burguesa; otro que su cruel mirada sobre la muerte la convertía en la mayor pieza de cine filosófico hasta la fecha (?).
Un objeto que trae de los pelos a la filosofía es contradictorio, un gesto anti-filosófico. Se pueden obtener idénticas reflexiones con el viejito de Pixar; la filosofía no discrimina la adecuación de su objeto. Si Haneke cuenta una historia con planos largos, le mete música de Schubert y clava inserts de cuadros impresionistas, cambió el envoltorio. La ilusión de estar ante algo importante mantiene esa división tóxica de alta y baja cultura.
Amour puede ser interesante en potencia, pero su ambición senil lo arruina todo. Y de insistir alguien con que éste es un cine poético, que me diga con la mano en el corazón si la paloma perdida no le parece una brutalidad metafórica, digna de un mendigo borracho cantando baladas en la peatonal.
Calificación: 1 morenaux
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Título: Amour
Año: 2012
País: Francia, Alemania, Austria
Duración: 125 minutos
Dirección: Michael Haneke
Guión: Michael Haneke
Producción: Jean-Vincent Puzos, Michael Katz, Veit Heiduschka
Intérpretes: Jean-Louis Trintignant, Emmanuelle Riva, Isabelle Huppert
Dirección de Fotografía: Darius Khondji
Dirección de Arte: Thierry Poulet
Sonido: Guillaume Sciama
Montaje: Monika Willi, Nadine Muse
Hmmm…Creo que no hace falta ni ver la película para saber que escribiste pura poronga. Digo, a lo mejor tenes razón, pero quién tiene más ambiciones destruidoras de tramas al pedo que vos cuando decís que la película es «digna de un mendigo borracho cantando baladas en la peatonal», LOS MENDIGOS NO CANTAN BALADAS! dejá de querer escribir giladas eternas y ponete a criticar en serio! (un besito)
Qué rara Amour, la puta. Qué rara porque si bien todo esa metafórica barata a la que hacés referencia(la paloma, la cerradura, los cuadros) es innegable en la sensación que te deja la película, creo que hay un componente emotivo que se caga en todo eso y puede mucho más. Es cierto, vi la película en un momento particular en el cual puede relacionarse con muchas vivencias propias, pero el despliegue de los dos personajes principales te cala en los huesos y te activa varias instancias de reflexión que, de una u otra manera, son necesarias en algún momento. Yo creo, de hecho, que antes que una mirada cruel sobre la muerte hay un planteo muy concreto sobre la vida, el sentido de la misma, esta cosa de la «calidad» con la que uno transcurre los días, las consecuencias que puede tener eso en nuestros vínculos más férreos, y así sucesivamente. La verdad, poco me importa que el tipo haga lo que haga, la paloma me chupa un huevo y la hija media pelotuda también. Yo creo que la película está en la transformación de ese matrimonio, en las caras, en los gestos, en las regresiones, en lo que se dice y lo que no. No sé si Haneke ha estado en ese lugar o no pero Amour me deja la piel de gallina por el sólo hecho de hacerme pensar qué carajo haría yo en una situación así.
¿Por qué tanto respeto hacia una crítica? ¿La crítica no puede pensarse como un juego? La destrucción en los juegos es imaginaria.
Al único comentarista dedicado, Pai, le comenté antes de reseñar Amour que no tenía idea sobre qué escribir. Y hasta el momento de poner el punto final, sólo me dejé llevar por malas intenciones y no por buenos pensamientos.
Porque tampoco nos hagamos los boludos, es divertido dinamitar algo y fascinante contemplar esa explosión, así como es revitalizante apasionarse por algo y exaltarlo fanáticamente.
Lo tibio aburre, al menos para mi temperamento. Si veo una reseña con 3 estrellas, la paso por alto.
Estadística real: de 10 películas que veo, elijo 1 para reseñar; la que más me haya impactado en cualquier sentido. Por eso aconsejo no darle dimensión performática a mis críticas y ver la mayor cantidad de cine posible.
El cine nos gusta a todos, ¿o no?