UNA MUESTRA DESAFIANTE Y GLAMOROSA
Desde este Martes 5 de Abril a las 19 hs., el Museo Provincial de Fotografía Palacio Dionisi exhibe una muestra desafiante y glamorosa del prestigioso fotógrafo Alejandro Kuropatwa, con el cual da inicio al ciclo anual de exposiciones. El recorrido abarca las catorce salas de exposición del museo y está ordenado a través de cuatro núcleos temáticos que plantean un corredor cronológico por las distintas facetas de la vida del fotógrafo y su vinculación con el arte.
«Cuatro docenas de calas» es el título de la muestra, formulado por su curadora, Mercedes Claus, quien afirma que “esta exposición propone acercar su enorme contribución al arte argentino a partir de su experimentación constante con el medio fotográfico y su espíritu desobediente”.
Así, el recorrido se inicia en las salas 1, 2 y 3 del museo, remontándose a los años 80, con un joven Alejandro Kuropatwa que por aquel entonces estudiaba fotografía en Nueva York. Su acercamiento con la escena del under internacional y local dan testimonio de su mirada transgresora, intrépida e irónica, que constantemente desafiaba las convenciones culturales de lo que era considerado una “buena fotografía” en aquella época. El uso del gran formato, la alteración de los soportes fotográficos, el minucioso cuidado estético del color, la incorporación de lo azaroso y cotidiano en sus composiciones y la incursión hacia la performance y el videoarte, lo llevaron a ocupar un lugar entre los fotógrafos más relevantes de las décadas de los 80 y 90 de Argentina.
La exposición continúa su recorrido en las salas 4, 5 y 6, situándose al momento de que Alejandro recibe la noticia de su diagnóstico VIH positivo, por lo que este núcleo refleja una etapa íntima, subjetiva y autobiográfica, referenciada bajo distintos formatos fotográficos a través de su obra. La memoria y el olvido, la fragilidad de la existencia y la vinculación con la muerte, son cuestiones recurrentes tensionadas en su obra durante esta etapa de su vida. Por ejemplo, los rollos polaroid vencidos utilizados en la serie “30 días en la vida de A.”, “construyen un relato fragmentario de su vida íntima que, a través de la indagación en el deterioro de los materiales, parece evocar la conciencia de la fragilidad de su cuerpo ante la cercanía de la muerte”, explica la curadora de la muestra.
Siguiendo a las salas 7, 8, 9, 10 y 11, arribamos a la serie fotográfica que marca un punto de inflexión en su obra, y en los cánones socioculturales de la época. Fue en los 90, mientras Alejandro se encontraba en California, cuando accedió tempranamente a un tratamiento contra el SIDA. Al poco tiempo inauguró una exposición en la galería Ruth Benzacar titulada Cóctel que reunía una serie de fotografías que representaban el registro diario de la toma del medicamento. Del blíster a la cuchara y de la cuchara a la boca, Kuropatwa registraba el cóctel de antirretrovirales que tomó, bajo un prolífico tratamiento del color, iluminación y composición. Estas vibrantes fotografías dan cuenta de las esperanzas del fotógrafo de acceder a la cura del SIDA por su manera de fotografiar estas píldoras de una manera tan “lujosa”, como así también evidencian la dura lucha diaria padecida contra la enfermedad. Así, Cóctel fue un puntapié en el arte que abrió un debate público sobre la lucha contra la epidemia del virus de la inmunodeficiencia en Argentina.
Vemos en las últimas salas del museo que, a partir de entonces, su producción fotográfica tomó un rumbo diferente. Fue en sus últimos tiempos de vida que Kuropatwa reflexionó sobre la representación del cuerpo, siendo principalmente los estereotipos de belleza femenina, el placer y la liberación sexual, temáticas reiteradas en sus fotografías. De esta manera, el fin de la muestra se conjuga entre la seducción y el erotismo representados en retratos vívidos y esplendorosos de magníficas flores llenas de color y de mujeres de distintos estratos sociales fotografiadas con peinados y vestimentas ostentosas, que buscan reivindican el deseo. “Desde su tratamiento con el cóctel, Alejandro reemplazó el placer hedónico por un consciente cuidado de sí mismo. Como Epicuro, comprendió que el placer puede hallarse en la ausencia de dolor, en el goce mismo de la existencia; y frente a la muerte cultivó su jardín de flores para regalarnos belleza y celebrar la vida”, afirma la curadora dando cierre a la exposición.
De esta manera, el Museo de fotografía Palacio Dionisi inicia la temporada 2022 con una exposición atrevida, elegante y sumamente cautivante, ofreciendo a sus visitantes conocer más acerca del legado de un fotógrafo que se configuró como un artista que desafió los límites del lenguaje fotográfico, para consagrarlo como una disciplina autónoma comprendida formalmente en la escena del arte argentino.
Inauguración: Martes 5 de Abril :: 19 hs.
Clausura: Domingo 24 de Julio
Horarios: de Martes a Domingos de 10 a 19 hs.
Lugar: Palacio Dionisi (Av. Hipólito Yrigoyen 622)
Valor de las Entradas: $ 250 entrada general | $ 450 entrada combinada a 3 museos