Crítica Cinematográfica: “RELATOS SALVAJES”

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LA VIOLENCIA DE UN OBSESIVO

Lucas Asmar Moreno
@lucasmorenito
lucasmorenosss

Ninguna reflexión sobre el «sistema» se desprende de Relatos Salvajes. Sucede lo inverso: la cirugía antropológica es una excusa para poner en funcionamiento una máquina narrativa cínica y virtuosa. La obsesión arquitectónica de Szifron es descontrolada. Su último plano, pensado hasta la contractura cerebral con un cuchillo presente/ausente, remata el pico emocional del espectador, ofreciéndole el aplauso como único liberador de tensiones.

Szifron confunde, distrae y sorprende sin permitir objeciones. Algunos relatos calibran hasta el último detalle, subrayando mediante diálogos información que el espectador descubriría si pensara la puesta en escena. Sin embargo estos reparos deben sincerarse desde algún fanatismo cinéfilo o ideológico, porque como película, Relatos Salvajes posee una lógica asfixiante e irreprochable, un cálculo extremo para manipular emociones. Los episodios no están ubicados al azar; buscan una escalada de violencia en todas sus variables.

La apertura es breve e ingeniosa, un sádico chiste de bienvenida. El segundo relato dosifica la tónica que tendrá la película entera: retorcimiento psicológico, venganzas justificadas, jaques morales. El tercer relato dispara la violencia física al extremo, sofocando al espectador y predisponiéndolo a atrocidades mayores. Pero en la mitad de su película, Szifron cambia la estrategia y presenta un relato paulatino, sereno y demagógico, con final feliz y sin más heridos que el «sistema». Entonces llega el quinto relato, contrapunto del anterior, un ajedrez en tiempo real, pesimista, incómodo, angustiante, siniestro. Hasta acá, Szifron expuso su breviario de horrores. Aún con pátinas de humor negro, se nos intoxicó de violencia física, verbal y moral. Bajo este colapso sensorial aparece el último relato: desprolijo, bufonesco, sobreactuado; un vals de situaciones desconcertantes que parecen guionadas por algún asistente y filmadas por un Szifron inseguro. Nada está librado al azar. El episodio es deforme a propósito y podría concluir con cualquier situación bizarra. De hecho, lo hace con la más bizarra de todas, develando algo así como una contracara de la violencia.

Sería errado creer que estos relatos son autónomos. Cada episodio ata sus cabos como cortometraje, pero gracias a su acumulación, el efectismo se transforma en frenesí auténtico. La euforia sin referente es el pacto final que propone Szifron. Sus denuncias son espumosas: la injusticia social, la alienación, la hipocresía o la densidad humana son caricaturas usadas como el combustible de un espectáculo travieso y malcriado.

Szifron se divierte y nos divierte. Postularlo como el mejor cineasta argentino es un debate desubicado, pero que destroce la taquilla con una película racionalmente salvaje es muy elogiable.

Calificación: 9 búhos

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Título: Relatos Salvajes
Título original: Relatos Salvajes
Año: 2014
País: Argentina, España
Duración: 122 minutos
Dirección: Damián Szifron
Guión: Damián Szifron
Producción: Pedro Almodóvar, Agustín Almodóvar, Axel Kuschevatzky, Leticia Cristi, Esther García, Matías Mosteirín, Hugo Sigman, Pola Zito
Intérpretes: Leonardo Sbaraglia, Dario Grandinetti, Oscar Martínez, Ricardo Darín, Rita Cortese, Erica Rivas, Julieta Zylberberg, Osmar Núñez, Nancy Dupláa, Diego Gentile, Germán de Silva, María Onetto, María Marull, Marcelo Pozzi, Alan Daicz, Andrea Garrote, Mónica Villa, César Bordón, Diego Velázquez, Walter Donado
Dirección de Fotografía: Javier Julia
Dirección de Arte: María Clara Notari
Sonido: José Luis Díaz
Música: Gustavo Santaolalla
Montaje: Damián Szifron, Pablo Barbieri

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