EL PESIMISMO NUNCA PIERDE
por Lucas Asmar Moreno
@lucasmorenito
Decadencia, pesadez, finitud, caos, son estados difíciles de aplicar en una puesta en escena. Películas de ruinas morales y materiales hay muchas pero pocas superan el exhibicionismo de su postproducción.
Con The Rover, o El Cazador en una traducción incomprensible, David Michôd logra que cada decisión formal se adapte a la catástrofe emocional, así como Alfonso Cuarón en Hijos de los Hombre recurría a planos secuencia para abandonar sistemáticamente a sus personajes.
Con su segundo largometraje, Michôd despliega una batería de recursos fríamente organizados, que van desde cortes abruptos, elipsis desconcertantes, encuadres estáticos comprimiendo espacios abiertos o fueras de campo inmediatos. Esta combinación desemboca en un minimalismo extremo. The Rover es árida, enigmática y contundente. La cámara ni siquiera se involucra en la acción, como si hubiese perdido su humanidad. El montaje sigue una línea similar: es matemático pero jamás anticipa el cambio de escena, dejando espacios y personajes a la deriva.
La información del guión es tácita y recortada. Esta sobredosis de significante puede resultar histérica, pero lejos de la vagancia, enriquece los climas. Aquello que el espectador no entiende, completa con su imaginación. La placa de apertura dice en apenas un renglón que pasó algo malo, un colapso, sin dar mayores precisiones; entonces el viaje de Guy Pearce por las rutas australianas se convierte en una sucesión de postales angustiantes y surrealistas, no tanto por el delirio superficial, sino por la ausencia de un código que explique esta lógica social vigente. Todo pasa con extrañeza y agresión, los hombres se relacionan con desorden y el dinero no parece funcionar aunque siga inspirando codicia.
Entre las buenas elecciones de David Michôd está Robert Pattinson. Si juntamos este papel con el de Cosmopolis, su potencia actoral decapita esa aberración teenager que lo hizo famoso. Aquí su interpretación es compleja y sutil. El personaje sufre retraso mental y ninguna mueca está excedida. Pattinson hace algo real y cristalino, destinado a la sumisión. Guy Pearce se convierte en su contrapunto, con la misma vulnerabilidad pero expuesta desde la impiedad. Este feedback crea la pareja más triste en la historia de las road movies catastróficas.
Considerando el tejido de sutilezas, la escena final no debe entenderse como un golpe de efecto. Antes que picardía, es una reformulación moral de la historia. Los personajes cambian de perspectiva sin dejar de ser lo que fueron. Discreta vuelta de tuerca que supera ese relativismo moral tan de moda en el cine antropológico. Con su último fotograma, The Rover sepulta la posibilidad de un mensaje para dejar un sabor a mosca, tierra y melancolía.
Calificación: 8,5 búhos
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Título: El Cazador
Título original: The Rover
Año: 2014
País: Estados Unidos, Australia
Duración: 103 minutos
Dirección: David Michôd
Guión: David Michôd, Joel Edgerton
Producción: David Linde, David Michôd, Adam Rymer, Liz Watts, Josephine Ford
Intérpretes: Guy Pearce, Robert Pattinson, Scoot McNairy
Dirección de Fotografía: Natasha Braier
Dirección de Arte: Tuesday Stone
Sonido: Sam Petty
Música: Antony Partos
Montaje: Peter Sciberras
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