CONFRONTACIÓN
por Marcela López Sastre
El proceso de una obra, su maduración estético-filosófica necesitan del tiempo, de la reflexión que decanta por insistencia y repetición a través de la experiencia. Es el proceso del hombre, que va descentrándose de sí mismo, pasa desde una óptica donde su presencia es imprescindible e inevitable hacia otra perspectiva, desde donde comprendemos que el ser humano no tiene ningún control real sobre el funcionamiento de las cosas (si nos incluimos como especie de un sistema más amplio como la naturaleza, el contexto o el espacio). Este es de alguna manera el hilo conductor de la prolífica carrera de este artista, que a pesar de tener una clara admiración por la pintura ha sabido actualizar su pensamiento logrando una narrativa que evidencia sus angustias, inquietudes y certezas a través de diversos lenguajes con la misma destreza.
Hemos llegado a la conclusión de que el hombre es sólo una especie más dentro de este devenir infinito, Acosta llega a esta madura percepción cuando apenas roza el momento de plenitud de su producción.
Más allá de su innegable destreza, su imparable productividad y su permanente realización de proyectos desde donde propone una re-visión de su propio trabajo, no podemos dejar de lado que es un artista joven, lo que quiere decir que es todavía una gran promesa.
Acosta, desde el principio, ha comprendido que su pintura no termina en el bastidor; su obra se completa en el espacio y cada muestra es una instalación; dialogando en el montaje, generando cierta tensión que clarifica la intención curatorial de la puesta como una obra de gran dimensión. Es aquí donde radica su concepto de la pintura como proyecto contemporáneo.
“Orígenes de la catástrofe” fue el comienzo de este cambio de perspectiva desde donde se construye un entramado de situaciones que abordan al espectador poniéndolo en la perspectiva del artista. La confrontación busca ser inevitable, al desaparecer el sujeto de la obra se lo sitúa frente a ella, que a su vez adquiere grandes dimensiones generando un contexto antes que una vista.
Ya en el año 2003 en su muestra “La vida en rosa” va desdibujando la figura humana que sólo aparece como líneas-dibujos expresivos con ciertos detalles internos (órganos) hiperrealistas, en contraste con fuertes planos geométricos/orgánicos y frondosos paisajes naturales donde la silueta del hombre es casi una mueca antes del despegue. Comienza a visualizarse su gran obra, donde la escala ayuda a que el espectador sea la figura que la completa.
Todavía entonces pueden ser reconocibles ciertas referencias en la geometría que permiten pensar al hombre en relación a su subjetividad frente al paisaje. Después del 2009 hay un quiebre evidente y una búsqueda en la instalación que abarca pinturas, grabados, dibujos, esculturas (cerámicas esmaltadas) y recursos visualmente contemporáneos como la inserción de la fotografía y el vídeo. Deja de lado las tensiones, aproximándose a otros lenguajes que enriquecen su obra.
Volviendo recientemente en búsqueda del referente ( que había quedado por un tiempo suspendido y solapado en medio de las inconmensurables formas orgánicas y geométricas características de su trabajo), aparecen vistas de ciudades tapadas por quiebres geométricos invasivos. La fotografía, como base de la pintura propone un paisaje urbano: vistas aéreas y piscinas de barrios privados registrados digitalmente, que al traspasarse a la tela se pixelan, para luego ser eclipsadas por concretas masas-formas negras situadas justo sobre ellas. El contraste nos desestabiliza.
Puestos una vez más frente a la obra e inhabilitados a mirar la situación completa perdemos seguridad. Las últimas obras de Marcos son claramente ambiguas y tambalean entre dos situaciones que sólo podemos comprender situándonos a diferentes distancias. Es el pensamiento fragmentado. La pintura persiste así como el grabado y el dibujo, este último como síntesis del pensamiento que luego toma grandes dimensiones y nos exige que seamos parte de la obra. La figura humana como especie que sin tener control de la historia es parte inevitable de ella y quien finalmente construye su relato.
El papel todavía es el principio, allí aún está la clave de los procesos que movilizan a este artista que actualiza nobles técnicas desde un concepto claramente personal, logrando estas puestas donde las obras dialogan en contexto, permitiéndonos entrar a escena.
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Artista: Marcos Acosta
Título: Confrontación
Cierre: Lumes 8 de Julio 2013
Lugar: Marchiaro Galería de Arte (Belgrano 609)
Entrada Libre y Gratuita