Crítica cinematográfica: “Peter Capusotto y sus 3Dimensiones”

JODANSÉ

por Lucas Moreno

Al momento que el búho violeta, mi jefe, postea esta reseña, la película de Capusotto desapareció de todas las salas de cine del país.

Se estrenó hace un mes. Amigos fanáticos de Capusotto no la vieron. Yo fui a la función de las 10.30 el mismísimo jueves 26 de enero, día de estreno. Desde entonces rogué que la vean. “Muy cara la entrada con eso del tres dé, vos porque sos prensa”. Volví a verla pagando los 41 pesos que te cobran esos cerdos con pústulas de pochoclo salidos de Chernobyl. Insistí más furiosamente: ¡vayan a verla! Es un jaque mate discursivo; experimento de antipelícula, nihilismo cinematográfico, seducción intelectual devenida en estafa feliz. Pagar la entrada es parte de su estrategia autodestructiva.

Bueno, Peter Capusotto y sus 3 Dimensiones no está más en cartelera. Los que pretendían verla porque simpatizaban con Capusotto y no la vieron, retuérzanse de culpa hasta que sus intestinos exploten desparramando purpurina sobre el monitor de la PC.

Quizá el fragmentarismo de esta película resista a YouTube y se expanda igual, pero lo que proponían Capusotto y Saborido era un juego siniestro con el dispositivo de una sala de cine. Querían inocular el fenómeno cybernético que los hizo epidemia, o al menos burlarse de él. El Chiste Supremo consistía en ver algo youtubero con fidelidad de imagen y sonido, confort y ausencia de dispersión. Los FXs siguen siendo pésimos, el chroma se nota y el 3D es una truchada. Pero Capusotto y Saborido usan esto a criterio; no habría mejor ejemplo que ese cañón que Violencia Rivas acomoda lentamente apuntando al público para lanzarles un hámster en 3D. «Ya van a ver, ya van a ver», dice Rivas en éxtasis de rencor. Detalles así convierten al 3D en algo funcional y no en un ornamento para combatir la piratería. Me atrevo a decir que éste es hasta la fecha el mejor 3D jamás usado en el panorama del cine contemporáneo; forma parte del encastre narrativo, es imprescindible para completar el círculo de ironía.

Después están aquellos críticos renegando de un relato cinematográfico insostenible, intermitente y aburrido. Supongamos que sí… ¡Perfecto! Capusotto consiguió la reafirmación práctica, en tiempo real, del ataque teórico que hace sobre la cultura del entretenimiento. Aceptémoslo: esta película es hiperconsciente en todas sus aristas y fallas. Atajará cualquier variante interpretativa usándola a favor. Elegancia del cinismo que merece una reverencia sentida.

Sin embargo, el aburrimiento es la adjetivación de ciertos críticos que le exigen a Capusotto el absurdo de una genialidad perpetua. Esta película es un superávit de entretenimiento que no sabemos cómo derrochar. Propuesta demasiado traviesa; su contradicción entre forma y contenido te deja flotando en una incomodidad reflexiva. ¿Qué se vio? ¿Un rejunte casual de momentos youtuberos o un rompecabezas que con el tiempo cobrará el sentido de obra maestra?

Vayan al cine y saquen sus propias conclusiones, traidores.

Calificación: 11,3 morenaux

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Título original: Peter Capusotto y sus 3 Dimensiones
Año: 2011
País: Argentina
Duración: 93 minutos
Dirección: Pedro Saborido
Guión: Diego Capusotto, Pedro Saborido
Producción: Pablo Bossi, Juan Pablo Buscarini, Daniel Morano, Sebastián Martínez Toro, Leonardo Corrado
Intérpretes: Diego capusotto, Ivana Acosta, Jaqueline Decibe, Alfonso Sierra
Dirección de Fotografía: Gabriel Pomeraniec
Dirección de Arte: Alfonso Sierra
Sonido: Diego Arancibia
Música: Jorge «Tata» Arias
Montaje: Diego Baum, Maximilian Egdechman

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