Entrevista: CAROLINA AGÃœERO

PRIMERA FIGURA DEL BALLET DE HAMBURGO

Textos: José Luis Thomas
Fotos en Argentina: Norberto García Yudé
Bailando, gentileza de Carolina.

Desde hace algunos años Carolina Agüero egresada del Instituto de Danzas de Córdoba es primera bailarina del Ballet de Hamburgo, Alemania. Una cordobesa que nos representa en el mundo admirablemente. Quise entrevistarla apenas unos días antes de que regresara, luego de sus vacaciones, en las que me consta siguió tomando clases con Teresa del Cerro, su maestra de los comienzo, otra de las grandes de Córdoba que vivió y bailó en Alemania.

Uno esperaría que los Diarios masivos de Córdoba, le hubieran hecho un gran reportaje, pero parece que esos espacios se ocupan para artistas que hacen concursos de baile; el ballet no vende.

Nos encontramos en un bar del centro. Sencilla, tierna, esbelta y con personalidad abrió su corazón en el que la danza ocupa casi todo el espacio.

Nos contó que de nuestra ciudad se fue a Buenos Aires para bailar un tiempo con Julio Bocca; de allí pasó con su marido Darío Franconi, a Chile para integrar la compañía de Ivan Nagy, de la que recuerda el placer que le causaba bailar Bayadera.

Los críticos de Europa la comparan con Margot Fonteyn cuando hace el doble rol de Odile y Odette en el Lago de los cisnes. Carolina, ha desarrollado un manejo técnico tan impecable que le permite abordar los roles con libertad absoluta dejando así fluir el otro aspecto fundamental que es la emoción, los sentimientos que los personajes le exigen; y como el gran Balanchine, lo pedía, se convierte en parte de la música.

Nos comentó que «la Compañía  de Nagy maneja muy bien el repertorio clásico, incluso antes de comenzar a trabajar vimos una función  que no olvidaré nunca, nos pareció europea, lo que hizo que quisiéramos abrir un poco más la cabeza y tratar de realizar otras cosas, algo más neo clásico; trabajar con coreógrafos».

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– ¿Cómo viviste la experiencia cualitativa de pasar por distintos elencos?

En Europa se trabaja muy bien y para un sudamericano al principio puede ser un poco shokeante porque uno tiene horarios y hay que respetarlos; se trabaja con disciplina, pero si a uno le gusta y quiere seguir la carrera es todo un reto. Quizás antes se trabajaba, en el Colón, de esta manera, algo que sé por mis maestros, Olga Ferri por ejemplo, no lo que viví, creo que ahora trabajando en Europa es lo mismo que sería en aquella época y me gusta mucho, lo disfruto, siempre tengo algo para aprender, de un bailarín, de alguien que me corrige; ver otra gente, es un placer.
Nos confesó que es muy apasionada y perfeccionista «pero no loca, no obsesiva, tengo más paciencia. Una sale de argentina y cree que porque sabe girar, saltar y hacer piruetas ya está, pero hay otras cosas  importantes que  hacer, afinar el cuerpo, la técnica, y todo se va haciendo a medida que uno va conociendo y abriendo la cabeza, hay que entender muchas cosas para que salgan bien».

– Por lo que pude ver tuyo, por ejemplo en el Ballet Sylvia, no sólo aportás una técnica impecable sino emocionalidad…

Siempre me gusta preguntar hasta el último detalle del personaje; tenemos la suerte que trabajamos con John Neumeier entonces puedo preguntarle a él, es una suerte tener al coreógrafo vivo; y me gusta conocer al personaje para interpretarlo con mucha naturalidad.

– ¿Qué harás a tu regreso a Alemania?

Un tranvía llamado deseo y el Lago de los cisnes y tengo que estar en forma.

– ¿Harás de Blanche en Un Tranvía Llamado Deseo?

No, Stella, tengo que estar rubia, con el estilo de los cincuenta, es muy interesante para mí.

  

– ¿Qué vuelta de tuerca le da Neumeier, porque él siempre actualiza los clásicos?

Esa obra la creó en el 75, 76, la película con Brando que vi, comienza cuando Blanche va a ver a su hermana, pero aquí en el ballet comienza por el final, él tiene que explicar todos los personajes, y  hay que hacerlo con movimientos.
Y además haremos Ilusión, que es la vida de Luis de Baviera, hago la princesa.

– ¿Qué preferís, personajes lánguidos, suaves, etéreos o fuertes?

Mi personalidad es fuerte, me gusta mucho el drama, Romeo y Julita de John Cranko –me gusta mostrar sentimientos, pero creo que recién ahora estoy aprendiendo, y en esta compañía se aprende, aún haciendo drama.

– ¿Cuándo lo conociste a Darío?

Es de Córdoba, lo conocía porque íbamos a los mismos maestros; pero cuando me fui para Bs As, comenzamos a salir, yo tenía veinte él es un poquito más chico, tenemos una muy buena relación.

– ¿Cómo llegaron a la compañía de Neumeier?

Estábamos en Finlandia yo tenía 31 años, estaba muy bien, trabajamos con Neumeier tres semanas; él explica muy bien, habla desde su propia perspectiva; hacía tiempo que queríamos algo así, pero no sabíamos de su existencia y decidimos tirarnos el lance; le preguntamos si habría alguna posibilidad de ir a su compañía; teníamos la expectativa de que sí, porque habíamos sido interesantes para él en un principio; creo que no sabía que éramos pareja, lo que es muy lindo, cuando el coreógrafo gusta de las dos partes por separado; hicimos la premier en Finlandia y una semana después nos llamó diciendo que nos contrataba para la temporada siguiente, fue duro el cambio, pero muy positivo.

– ¿Y cuándo los veremos acá?

Y… de vacaciones  – dice sonriendo nostalgiosa.

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Los queremos ver bailando, pero la realidad nacional o provincial es dura; no hay presupuesto para pagarles a estas grandes figuras, aún cuando sean cordobesas y estén triunfando en el mundo, ¡qué pena ¿No?!

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