TODO TRANQUILO, DESCAFEINADO
Regreso de ver el espectáculo «Freddie » de Hernán Piquín y siento cierto insatisfacción. Esperaba más del mismo, pues según mi leal ver y entender, adolece de visceralidad, de fuerza, de convicción y garra. Todo se vio muy bello, estético -si bien la puesta fue muy austera, simplemente una pantalla , mínimos elementos de utilería si bien el vestuario fue correcto-; aunque algo lavado.
Uno imagina a Freddy Mercuri pura ebullición, vital, movedizo, histriónico. Nada de eso transmitió Hernán Piquín, empezando por esa reiterativa apelación a que el público no fotografiara durante la obra, denotando cierto temor y deseo de protección. Un ejemplo, sonó los primeros acordes de Rapsodia Bohemia y el público se movía en las sillas como si una corriente eléctrica los hubiera tocado, pero en el escenario Piquín resolvió todo con él mismo y cuatro bailarinas, que no transmitieron el espíritu de la música tan impactante.
Para HOMENAJE en serio, recuerdo la coreografía de Marcelo Mangini y el ballet de la Provincia de Córdoba. ¡Esa obra si que nos hizo vibrar!.
Aquí todo fue tranquilo, descafeinado.
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Jueves 12 de Julio
Espacio Quality