Crítica Teatral: “¡OH! CELO”

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«MULTIMEDIO CLOWN»

Por Verónica Aguada Bertea
Vero Aguada

Desde abril de 2012 se presenta en diferentes salas de Córdoba una versión multimedia de Otelo, una versión clown de la tragedia, ¡OH! CELO. El conflicto inicial de la obra es metateatral: dos actores, Tom y Zach, no se resignan a frustrar la presentación de su obra solo porque Filomena, la actriz que encarna los personajes femeninos, decidió hacer paro y no actuar: show must go on!. Es así que los personajes masculinos –presentes en la escena- hacen uso (clownesco) de “multimedios” para reemplazar la “irrelevante” participación femenina en esta “historia de hombres”. Si en algo es buena la tecnología es en disimular ausencias, y mucho más cuando la presencia tan poco modifica el curso de las cosas, cuando estar y no estar pareciera ser lo mismo. Así es como vemos proyectada en la pantalla/biombo a Lucía Miani (quién a su vez opera luces y sonido) representar a Desdémona. El show debe continuar sin importar quienes caigan en el camino.

Pero la tecnología no lo puede todo y menos para Tom y Zach que “no han terminado el taller de nuevas tecnologías”, dos seres que no ajustan su existencia a la lógica de las máquinas. Faltan escenas y ellos quieren que la historia se entienda. “Yo soy el director de la obra y además represento el personaje principal” argumenta Zach (Héctor Luján) y obliga a Tom (Rodrigo Gagliardino)- quien ya en la ficción representa a Casio y Yago- a que sume el personaje de Desdémona. Y se argumenta ¿quién las necesita? Si William Shakespeare las reemplazaba por hombres, por qué hoy, en el siglo XXI, en el que estamos tecnologizados y en el que todo se “moderniza”, incluso el teatro, dependeríamos de una mujer, cuyas hormonas y sensibilidad extrema impiden que el show siga continuando. Cuando incluso en Japón ya incluye robot en el elenco de “Las tres hermanas” de Chejov. Entre patadas, risas y llanto la obra nos interpela: ¿se puede dejar de lado la perspectiva femenina? ¿A fuerza de qué el show debe continuar?

Tom y Zach conocen lo intolerable al ponerse en la piel de los personajes femeninos. “El final es hoshible” llora Zach, una vez que ha vivido la violencia de los personajes masculinos de la obra, cayendo en la cuenta de la importancia que tienen las víctimas en la historia. Descubren que la tragedia siempre excluyo a las mujeres ya que no se les da lugar a escapar de la violencia de género: Othelo es la tragedia en la que el celo decide y se cobra víctimas. Cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia.
Acto político de Zach y Tom es convertir la tragedia en un drama modificando el final de la obra y haciéndonos pensar que hay MULTIMEDIOS para no tolerar y poder escapar del maltrato y la violencia.

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Actuación: Rodrigo Gagliardino, Héctor Luján y en video Lucía Miani.
Dirección: Mariel Lewitan.
Asesoramiento audiovisual: Luis María Mercado.
Vestuario: Héctor Luján.
Planteo escenoespacial: Rodrigo Gagliardino y Héctor Luján.
Diseño de luces: Rodrigo Gagliardino.
Producción general: Ulularia Teatro
Dramaturgia: Mariela Lewitán, Rodrigo Gagliardino y Héctor Luján.
Operadora de Luces y Sonido: Lucía Miani.

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