Crítica Teatral: “LUNA NUEVA”

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ASÍ ES COMO SE ENAMORA TU CORAZÓN CON EL MÍO

Por Emilia Zlauvinen
Emilia Zlauvinen

 

 

 

 

“(…) lo bello no es sino
el comienzo de lo terrible, ése que todavía podemos soportar”
RAINER MARIA RILKE

Hace tiempo me pareció que a una imagen del dibujante argentino Troche, en la cual una luna cuarto creciente sentada en una silla sobre la Tierra mira el hueco que su ausencia dejó en el cielo, le sentaban muy bien los versos de Rilke citados al comienzo de este escrito. Ambos, imagen y versos, podrían sintetizar hoy el sutil encanto de Luna Nueva, un espectáculo romántico (dirección de Andrea Asís). En Luna Nueva la belleza rebasa por todos lados: en los actores y sus torsos desnudos, en los rostros de las actrices, en la voz de Florencia Rubio, en los textos dichos, en la nieve de telgopor y la lluvia de corazones rojos de papel que inundan el espacio, en los vidrios rotos, en la selección musical y en las tardes de infancia que los pequeños caballitos de peluche con los que juegan las actrices traen al recuerdo. Y toda esa belleza junta no deja nunca de anunciarnos lo terrible. Eso terrible que, como dice Rilke, todavía podemos soportar. Y nos gusta hacerlo.

Luna Nueva nos invita a una fiesta. Uno de los actores, incluso, se acerca en un momento hasta el público y nos anuncia canapés y bebidas que nunca aparecen. Nos da la bienvenida y nos agradece por estar allí, en la fiesta. Nos advierte que habrá música y que ellos bailarán. Pero se olvida de decirnos o, supongo, no se anima a decirnos que en esa fiesta cuya excusa de celebración es el paso de niña a mujer de Giselle, los canapés y las bebidas no hacen falta. Que en esa fiesta se descubrirá toda la belleza que ya nos estaba siendo evidente, y aún más, y que eso será suficiente. Que la belleza linda con la muerte y las heridas. Las heridas del corazón. Que la muerte y las heridas son parte de la vida y la vida es lo que se celebra. Giselle es sólo una excusa, un pretexto para la reunión. Giselle es sólo lo que justifica que los cuatro estén allí diciéndose, cantándose, diciéndonos, cantándonos, mostrándose, mostrándonos, sus corazones rotos, sus lágrimas, sus voces entrecortadas, sus cuerpos semivestidos-semidesvestidos y todos sus “yo” completamente desnudos.

Luna Nueva por momentos roza el surrealismo, por momentos el delirio mismo y la lógica que intentemos buscarle se pierde en ello. Pero hay algo en ese mundo otro que es Luna Nueva que yo amo profundamente en el teatro: cientos de dagas (dagas-palabras, dagas-imágenes, dagas-música) que apuntan directo a nuestro pecho, corren veloces desde la escena hasta nosotros, penetran nuestra piel y nos abren de arriba abajo dejándonos totalmente indefensos. Totalmente entregados. Y así, con el pecho abierto, la dulzura de la voz de Florencia Rubio al cantar, la mirada profunda de Pablo Huespe, la danza perfecta de las manos de María Gabriela Bondone, el azul intenso de los ojos de Víctor Trapote y toda su gracia, el olor de los cuerpos transpirados, las lágrimas que caen por sus rostros y las que quieren caer por el mío, se meten dentro de mí, se mezclan con mi sangre y me recuerdan que el dolor puede ser, también, tremendamente bello.

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Actores: María Gabriela Bondone, Pablo Ignacio Huespe, Florencia Rubio, Víctor Trapote.
Dirección: Andrea Asís.
Asesor: Marcelo Comandú.
Diseño sonoro: Lucas Solé.
Dispositivo escenotécnico: Pablo Chiaretta.
Operación de luces: Pablo Chiaretta y Javier Guevara.
Peinados: Paula Yalú- Atelier Salón Rubí.
Fotografía: Santiago Rocchietti.
Diseño Gráfico: Peshe Huespe.
Producción: Julieta Lazzarino.

Esta obra es el resultado del Trabajo Final de Licenciatura en Teatro (Facultad de Artes, UNC) de Andrea Asís y una coproducción del Teatro Quinto Deva.

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