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“Escuchar a Morricone mientras ejecutan a un nazi con un bate de béisbol es glorioso. Escuchar a Morricone mientras dos tipos cabalgan por el oeste es absurdo”.
L.M.
Django sin Cadenas pide a gritos dos enfoques.
1. Obra merecedora de latigazos elogiosos como Jamie Foxx castigando a su antiguo dueño.
2. Séptimo largometraje de Tarantino.
El enfoque 2 obliga a pensar una filmografía. El enfoque 2 es odioso y necesario.
A Tarantino la genialidad le calza tan bien como ese traje desaliñado al recibir el oscar de guionista. Supo imponer caprichos en grandes productoras, gastando millones para filmar lo que sea. Un genio enamorado del cine y eso debe ser bueno.
Apenas me enteré de este proyecto sentí algo raro. ¿Tarantino, que moldea sus películas desde el spaghetti western, quiere filmar un spaghetti western? ¿El adjetivo se transforma en substancia? ¿La inspiración se retrotrae como objeto? ¿Y puede ser esto un error?
Que Django sin Cadenas se haya filmado inmediatamente después de Bastardos sin Gloria es una alarma. Esta inmediatez será válida para nosotros los contemporáneos e inútil para la posteridad, pero si sometemos ambas películas a un análisis comparativo, se establece un duelo que decidirá lo que Tarantino haga de acá en adelante.
Ambas son megaproducciones. Ambas son ucronías. Ambas disponen de bandos raciales que con travesura se desdibujan. Ambas terminan en masacres indiscriminadas. Ambas usan al mismo actor; mismo actor y mismo personaje.
Christoph Waltz como el Dr. Schultz es un antepasado del Coronel Landa; tanto por ser alemán como por tener calcada su fisonomía psíquica: coeficiente intelectual desproporcionado, manejo absoluto de la palabra, indiferencia ideológica, egocentrismo disimulado, excesiva alta cultural y un chistoso don para tropezar a último momento… Schultz y Landa son idénticos personajes con un oscar clonado.
Todo indicaría que esto es una picardía tarantinesca, pero Django sin Cadenas, atomizándose en Waltz, hace que el guiño se convierta en la inercia de una fórmula. El carisma de un actor como sustento de un relato es el primer síntoma de envejecimiento en Tarantino. ¿Pero ya habría que pensar en un geriátrico?
Algo poderoso sucedió con Kill Bill: el cineasta conquistó a las masas sin desconcentrarse como artista. Uma Thurman nos reventó a todos el corazón. Kill Bill logró que los personajes tarantinescos sintonicen con la aparatosidad exigida por el mainstream. Desde Kill Bill, Tarantino se hizo todopoderoso.
Y lo aprovechó filmando Bastardos sin Gloria. Obra de una complejidad descarada, que reflexiona sobre la mística del cine para crear historias y recrear la Historia. ¿Qué es Django sin Cadenas comparado con Bastardos sin Gloria? Una cinta que pretende igualar en semiótica a su antecesora mascando tabaco mientras dice tonterías sobre la esclavitud.
Esto no significa que sea mala. A Django sin Cadenas le sobran acrobacias audiovisuales. El detalle es que Tarantino supo qué contar sin saber qué decir. Quizá sea tiempo de imponerle alguna obstrucción para regresarlo a su autoexigencia vanidosa. Como lo fue Death Proof después de Kill Bill, una película perfecta, humilde, rabiosa, excitante y puramente tarantinesca.
Porque nadie quiere que Tarantino abandone sus diálogos vacíos, sus venganzas obsesivas, sus pastiches cinéfilos, sus digresiones narrativas… Honestamente, ¿qué recordaremos de Django sin Cadenas?, ¿esa matanza que siente complejo de inferioridad ante la matanza de los yakuza?, ¿el chiste del Ku Klux Klan?, ¿el discurso de DiCaprio sobre la frenología? No: prefiero el discurso de David Carradine sobre Superman, el discurso de John Travolta sobre los masajes de pié, el discurso coral de Like a Virgin, el discurso de Waltz sobre la mentalidad judía en una campiña francesa.
Si un autor que usaba el spaghetti western como materia prima filma uno, olvidó que el suyo era un cine de alquimia. O peor: su omnipotencia lo empujó a saciar un antojo que ya había saciado de manera mucho más interesante.
Calificación: 0 (cero) morenaux
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Título: Django sin Cadenas
Título original: Django Unchained
Año: 2012
País: EEUU
Duración: 165 minutos
Dirección: Quentin Tarantino
Guión: Quentin Tarantino
Producción: Reginald Hudlin, Pilar Savone, Stacey Sher, Harvey Weinstein, William Paul Clark, Shannon McIntosh, Michael Shamberg, James W. Skotchdopole, Bob Weinstein
Intérpretes: Leonardo DiCaprio, Samuel L. Jackson, Christoph Waltz, Jamie Foxx, Kerry Washington, Jonah Hill, Don Johnson, Franco Nero
Dirección de Fotografía: Robert Richardson
Dirección de Arte: Page Buckner
Sonido: Hector C. Gika
Música: Varios
Montaje: Fred Raskin
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